sábado, 31 de agosto de 2013

Prehistoria de la actividad minera en la zona


Si no tienes ganas de leer aquí lo puedes ver


Los gurumelos ya estaban aquí antes que los tartessos son los hongos los pobladores mas antiguos de la historia que se conocen.

 Vamos a remontarnos en el tiempo todo lo atrás que podamos
Cuando el cobre, la plata y el oro se obtienen de forma nativa, en esta zona son superficiales y abundantes, la metalurgia es previa a la minería,  se arraiga por estos lugares y en grandes hornos con madera de los abundantes bosques se funden las rocas, obteniendo los metales siendo suficiente para cubrir las necesidades de los Tartesos, primer asentamiento de civilización de los que hay vestigios, unos 10.000 años a.c
Es con la llegada de los fenicios cuando se intensifica el comercio con ellos, vienen exclusivamente a por los metales  
Los historiadores, coinciden en señalar, el siglo diez antes de cristo, como el  de la fundación del núcleo urbano, por parte de los fenicios, con el nombre de Onoba.
El poblamiento continuado, más antiguo de la Península Ibérica
A partir del 700 antes de cristo, la penetración fenicia alcanza buena parte de las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir,
Se establece una Ruta comercial entre Tartessos  y Tiro.
Documentado por el profeta  Ezequiel, del siglo seis antes de nuestra era, hace referencia  al comercio, entre Tartessos y fenicios, que podemos situar,  hasta en  el siglo diez antes de nuestra era por hallazgos arqueológicos en Huelva.
Como se puede observar, las zonas bajo influencia tartésica incluyen vastos territorios ricos en materias primas, sobre todo en metales.
La sociedad tartésica, explotaba las minas de cobre, plata, oro.
Intercambiando la materia prima por productos refinados.
 La demanda constante y creciente de materia prima por parte de los comerciantes fenicios provoca un incremento en la explotación de la sociedad tartésica,
Ya que obliga a las élites indígenas a aumentar la productividad, lo que se consigue dedicando más mano de obra o forzando a la ya existente a aumentar la explotación.
La sociedad cambió con la introducción de nuevas tecnologías como la metalurgia del hierro, el torno de alfarero, las fábricas de salazones, los nuevos rituales y dioses,  que tomaron de los comerciantes fenicios.

Esto provoca que se incremente la extracción de metales, y que la diferencia social sea mayor, una centralización del poder en manos de la élite y una sobrexplotación de la mano de obra autóctona.





La situación en el entorno provocada por los metales preciosos
Se torno complicada para los tartessos
Los aborígenes fueron sometidos para apropiarse de sus metales preciosos, por los disciplinados ejércitos cartagineses reducidos a la esclavitud y obligados brutalmente a trabajar en las minas
Narra el historiador Diodoro,  que lo hicieron esforzándose día y noche. Obligados con el látigo a trabajar de manera incesante, morían a causa de las privaciones en las cavernas que habían excavado.
Los que se mantenían vivos, por tener cuerpos más vigorosos, estaban en un estado de sufrimiento que les hacía que prefiriesen la muerte.
Nos dice que un gran número de esclavos, de ambos sexos fueron empujados, dentro las minas y que se les mantenía
trabajando, día y noche mientras eran vigilados, con tanto rigor como para que lograr escapar fuese imposible.
Desnudos, mutilados y enfermos, trabajaban bajo el látigo de sus brutales capataces, sin descanso o remisión.
Ni la debilidad de la edad avanzada, ni los padecimientos de las mujeres, dice esta autoridad, les excusaban del trabajo, al
cual todos eran conducidos a golpes y garrotazos, hasta que, aplastados por el intolerable peso de sus penalidades, muchos caían muertos a causa de sus insoportables padecimientos.
La mortalidad entre los trabajadores de las minas de España en este período debe haber sido descomunal.
Pronto se hizo necesario incrementar el número de trabajadores.
 Como el número de autóctonos se iba reduciendo rápidamente, tuvieron que echar mano de trabajadores importados traídos a miles desde África.
ocuparon el puesto de aquellos trabajadores nativos que habían sido aniquilados por el excesivo trabajo que les habían impuesto sus intrusos asiáticos.
Este horroroso tráfico fue prolongado e ininterrumpido y aumentó la producción de las minas de España en un grado tal como para influir en todo el comercio mundial en aquel período.
Esa influencia se prolongó durante más de setecientos años
hasta que el gobierno de Roma, que sucedió a los cartagineses en el dominio de España, cayó en manos de los Reyes Godos.

Mientras tras la  llegada de los romanos: allá por el año doscientos dieciocho antes de nuestra era.
Hacia el ciento noventa y cuatro, antes de cristo, las legiones del cónsul, Marco Porcio Catón “el Viejo”.
 Conquistaron todo el Valle del Guadalquivir, incluidos los territorios de la actual provincia onubense.
Las fuentes antiguas en referencias a esta tierra la denominan Baeturia.
que comprendía los territorios, situados entre los dos grandes ríos del sur peninsular: el “Baetis” (Guadalquivir) y el “Annas” (Guadiana).
Hasta el siglo uno después de cristo, no se produce una reactivación, del sector minero y una verdadera colonización, de este amplio sector del Andévalo y Sierra Morena.
 Se implanto el método de excavación  de pozos y galerías
El mineral se extraía en espuertas a brazos y subido a boca mina, se trituraba por molinos de piedra y se concentraba  con corrientes de agua llevándose al horno cercano a la explotación para su fundición con grandes reservas de madera.
En el siglo uno de nuestra era, ya con el emperador Tiberio, empiezan las confiscaciones de minas, pasando ya en época de Nerón, a ser propiedad y posesión del estado.
Se conoce una ordenación romana de minería de época Adriana halladas en Aljustrel, que son legislación reglamentación fiscal, y administrativa de la minería
Tomando su auge la minería en esta zona en el siglo dos de nuestra era, siendo capaz de abastecer al imperio, centrándose en la producción de metales preciosos, oro y plata siendo la producción de cobre solo un cuarto de la producción total de metales.
Según las excavaciones realizadas, existió una importante infraestructura de almacenamiento, militar y administrativa de los sectores mineros, en los que se explotaron cobre, hierro y plata, atrayendo a un gran número de población de otras partes del Imperio

La vega del río Chanza fue la elegida para la localización de los nuevos asentamientos romanos de población latina, apareciendo gran cantidad de restos en la zona.
El esplendor, como en el resto de la Bética, llega con la dinastía Flavia.
En el año 264 antes de cristo. comenzó la primera Guerra Púnica, que le costó a Cartago las islas de:
Sicilia, Cerdeña y Córcega, curiosamente todas zonas mineras

Cuando Escipión el Joven, declarando la guerra al país de los enemigos saqueó y posteriormente quemó Cartago hasta arrasar la ciudad, sesenta mil, de sus ciudadanos, fueron enviados para trabajar, como esclavos, en las minas españolas


En La Zarza los mineros romanos dejaron muchas huellas,  como los grandes montones de escorias de sus fundiciones,  socavones o galerías, como la de la Algaida, con dos kilómetros de longitud, el de Los cepos de ochocientos  metros  y el de Aguas agrias con trescientos  cincuenta  metros.
Y principalmente pocillos, en cantidad que se aproximan al millar y restos de asentamiento poblacional, en la zona de La Pelegrina
Roma recurrió a la explotación de sus minas españolas con un vigor tan grande como despiadado. Los autóctonos y sus otrora señores cartagineses trabajaron mano a mano y sus filas se incrementaron posteriormente con criminales procedentes de Italia, condenados que cumplían condena y en los últimos tiempos incluso por soldados legionarios.
En el siglo tres de nuestra era comienza una época depresiva para la minería a pesar de las reformas de Diocleciano, manteniéndose la rentabilidad de las explotaciones de cobre,  provocada por la demanda para acuñaciones cupríferas, hasta bien entrado el siglo cuatro
la crisis se generalizó en todo el Imperio, traduciéndose en la provincia de Huelva en un abandono de la minería en la Sierra manteniéndose únicamente la producción agrícola y ganadera en la zona Llana y en las dehesas.
Es la zona llana, de base agrícola, la que mejor se va a adaptar , a los cambios económicos ,acaecidos en el Bajo Imperio,  y, será Ilipla (Niebla), la ciudad más importante de la Provincia, en el transito del período, tardo romano  al visigodo
La importancia de la cultura urbana en el mundo tartésico y luego púnico, supuso una  facilidad, para la adecuación de Ilipla, al modelo urbano romano,  y de sus élites municipales a la oligarquía republicana y luego imperial.
La emisión de moneda propia, con la leyenda ILIPLA y la evidencia de la reactivación comercial de los estuarios del Tinto y el Odiel son prueba del importante papel en la estructura del territorio que tuvo esta civitas.

La casi desaparición de la actividad minera, en esta zona,  entre los siglos cinco a ocho de nuestra era, no se debe solo a las invasiones de godos y moros sino también al descenso de la actividad económica y por tanto la demanda, el agotamiento y desertización de las masas forestales, que  encarecían el entibado y la fundición al tener que traer la madera de cada vez más lejos y estas minas tienen un problema que cuando se paralizan se inundan,  y la reactivación,  no es posible , sin cambios de tecnología,  que no sucederían, hasta muchos siglos después